Dice la leyenda que había un pueblo atemorizado por un dragón que se comía a las jovencitas del pueblo. Se hacía un sorteo para ver que chica moriría para salvarse, el rey siempre evitó que el nombre de su hija estuviese en ese sorteo, aunque mentía y decía que lo escribía y lo ponía con las demás de modo que tuviesen las mismas condiciones.
Cada chica que era enviada a la cueva del dragón era devorada y nadie iba a salvarla o impedía que muriese. Pero el día que tocó a la joven princesa, pues alguien escribió el nombre de ella en el sorteo, el rey no quiso enviarla, incluso pidió que una de las criadas se disfrazase de su hija para morir en su nombre. La chica, consciente de lo que sucedía, decidió tomar la voluntad de morir por su pueblo como tantas otras jovenes lo habían hecho antes.
Ataviada con las mejores ropas, salió de las puertas y muros que protegían su pequeño pueblo. Todos se asomaron para ver que sucedía. El dragón salió a buscarla y, cuando todo parecía perdido, un cavallero apareció montado a caballo, deteniendo al monstruo y plantandole cara.
Fue una ruda batalla, pero el joven caballero mató al dragón y, de su sangre, brotaron rosas. Una de esas flores fue entregada a la princesa.
-¿Como os llamais?- Le dijo ella.
-Soy Jordi, un caballero.
-¿Os quedareis? Quiero casarme con vos.- Le rogaba.
-No puedo, viajo por el mundo salvando doncellas, quizás algún día volvamos a encontrarnos.
El caballero, sin rebelar más que su nombre, se marchó a caballo por los parajes, buscando otra doncella que pudiese necesitar su ayuda. La princesa jamás volvió a verle y los pueblerinos no tuvieron que temer más al dragón.
Por ésta razón, en Sant Jordi, se regalan flores a las mujeres y libros a los hombres, para que ellas se sientan como la doncella que deben ser y ellos se culturicen como un buen caballero en que tendrían que convertirse, el día 23 de Abril.
Cada chica que era enviada a la cueva del dragón era devorada y nadie iba a salvarla o impedía que muriese. Pero el día que tocó a la joven princesa, pues alguien escribió el nombre de ella en el sorteo, el rey no quiso enviarla, incluso pidió que una de las criadas se disfrazase de su hija para morir en su nombre. La chica, consciente de lo que sucedía, decidió tomar la voluntad de morir por su pueblo como tantas otras jovenes lo habían hecho antes.
Ataviada con las mejores ropas, salió de las puertas y muros que protegían su pequeño pueblo. Todos se asomaron para ver que sucedía. El dragón salió a buscarla y, cuando todo parecía perdido, un cavallero apareció montado a caballo, deteniendo al monstruo y plantandole cara.
Fue una ruda batalla, pero el joven caballero mató al dragón y, de su sangre, brotaron rosas. Una de esas flores fue entregada a la princesa.
-¿Como os llamais?- Le dijo ella.
-Soy Jordi, un caballero.
-¿Os quedareis? Quiero casarme con vos.- Le rogaba.
-No puedo, viajo por el mundo salvando doncellas, quizás algún día volvamos a encontrarnos.
El caballero, sin rebelar más que su nombre, se marchó a caballo por los parajes, buscando otra doncella que pudiese necesitar su ayuda. La princesa jamás volvió a verle y los pueblerinos no tuvieron que temer más al dragón.
Por ésta razón, en Sant Jordi, se regalan flores a las mujeres y libros a los hombres, para que ellas se sientan como la doncella que deben ser y ellos se culturicen como un buen caballero en que tendrían que convertirse, el día 23 de Abril.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por comentar!~
Agradecemos cualquier opinión, sugerencia o aportación que puedas hacernos ^.^